Moda Las camisas o las piezas superiores de vestir datan desde los tiempos del antiguo Egipto, sin embargo, en la historia moderna de la moda, las camisas aparecen, a mediados del siglo XVII como una pieza “interior” que permitía conservar y cuidar los trajes, chalecos y chaquetas de la élite social. Durante muchos años la camisa blanca fue un símbolo de clase y distinción, no solo por la elegancia de su corte, su cuello y puños, sino también por el color. Solo las personas de mucho dinero podrían mantener blancas sus camisas. Entre más limpia estuviera la prenda, más clase tenía la persona. Los cuellos de estas camisas jugaron un papel muy importante en el siglo XIX. Los obreros debían usar camisas de cuello azul, como el famoso “bleu de travail” o azul de trabajo, el color de los uniformes. Mientras que las personas que trabajaban en oficina, usaban cuellos blancos, demostrando que sus oficios tenían tan poca actividad física que no manchaban los cuellos blancos. Brooks Brothers fue la primera empresa estadounidense en producir camisas de manera “masiva”, opuesto a la sobre medida tradicional. La empresa fundada en 1818 es todavía hoy por hoy un gran referente de este producto a nivel mundial. Entre 1920 y 1930, las mujeres añaden a su guardarropa, la camisa masculina cómo símbolo de la igualdad de género. Greta Garbo, Marlene Dietrich y las hermanas Hepburn se inscriben entre las mujeres icónicas que adoptaron esta prenda con rapidez. La sastrería y la construcción de las camisas masculinas son hoy en día una de las grandes artes que conservan los sastres italianos e ingleses. En el universo masculino de la moda clásica, el cambio en los cuellos y el fit de las camisas, determina la época y la elegancia.
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May 2023
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