Marketing Las copias son mucho más dañinas de lo que nos imaginamos. El gran Karl Lagerfeld dijo una vez “déjenlos que copien, el que compra la copia no tiene la plata para comprar el original”, y con todo el respeto que se merece el kaiser de la moda, lo hablaba desde la experiencia de un gigante como Chanel, porque en las marcas mortales, que se encuentran en construcción o en proceso de expansión, las copias afectan más allá de la facturación. Como hemos visto en publicaciones anteriores, el proceso creativo real es muy exigente, incluso desgastante: los diseñadores invierten en viajes, experiencias, libros, etc., buscando una inspiración. Es un desgaste económico, físico, mental y emocional para la construcción de una colección, de un ADN de marca. Nada pasa por alto, todos los procesos desde el diseño hasta la exhibición en tiendas son perfectamente curados pensando en expresar lo que quieren transmitir los creativos de una forma que genere vínculos emocionales con el cliente y que este a su vez pueda hacer uso de estas magníficas piezas de arte, por que la moda es arte que se usa, para comunicar sus sentimientos y su personalidad.
Todo esto está impactado en el precio, de ahí que muchas veces algo que parece económico resulta en un valor elevado, se llaman costos indirectos, ahí se incluyen las búsquedas, la investigación y el posicionamiento de marca, el cliente que es fiel lo aprecia y el que solo compra por moda, porque le gusto o por que sí, puede no entenderlo, este es el cliente que compraría la prenda falsa sin escrúpulos. Ahora bien, las falsificaciones se “ahorran” todo este proceso, inversión, desgaste y derroche de creatividad y sencillamente copian la esencia, el tema, el estampado o en el peor de los casos la prenda misma. Aquí es donde diferimos de Karl, tener o no el dinero no es argumento para apoyar una causa desalmada, que desangra a nuestras marcas y diseñadores. Muchos piensan que comprar un bolso falso de Louis Vuitton o Chanel no hace daño porque son marcas que no necesitan el dinero, pero se les afecta su imagen. ¿Si compraras una cartera de 5.000 dólares, quisieras ver a todos por la calle con la misma? falsa o no. Ahora bien en la escala de mayor gravedad es en el consumo local, copiar a nuestros diseñadores locales, nuestro talento, es un crimen, por mucho que algunos lo decoren bajo un halago, no lo es. Marcas como Johanna Ortiz, Daniela Salcedo y Paula Mendoza en su momento han sido víctimas de este movimiento que cada vez se vuelve más incontrolable y termina no solo por afectar las marcas, sino también por desorientar al cliente. PARTE 1 /
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May 2023
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